- 300 g de níscalos frescos
- 4 dientes de ajo fileteados
- 125 ml de vino blanco
- Una pizca de orégano seco
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
- 2 huevos
- Limpia los níscalos con un paño húmedo o cepillo y córtalos si son grandes.
- Calienta aceite en una sartén y saltea los níscalos 5-7 minutos hasta dorarlos.
- Añade los ajos fileteados y cocina 2-3 minutos más sin que se quemen.
- Vierte el vino blanco, evapora el alcohol y añade orégano, sal y pimienta. Cocina 2-3 minutos.
- Fríe los huevos en otra sartén dejando la yema líquida.
- Sirve los níscalos y coloca un huevo frito encima. Añade una pizca de sal final.
- Rompe la yema justo al servir y mezcla ligeramente para que la salsa natural envuelva las setas.
- Saltea los níscalos a fuego medio-alto para que se doren sin soltar demasiada agua.
- Añade los ajos siempre después de dorar las setas para evitar que se quemen.
- Si quieres potenciar el sabor, añade un chorrito extra de vino o un toque de pimentón dulce.
Los níscalos, también conocidos como robellones, son una de las setas más tradicionales de la gastronomía española. Muy apreciados en zonas como Cataluña, Aragón y Castilla, suelen cocinarse con ajo, perejil o embutidos. Su recogida forma parte de la cultura micológica otoñal, especialmente en bosques de pino.
Hidratos 8 g
Proteínas 12 g
Grasas 20 g
Fibra 0 g








