La sopa fría de remolacha y yogur griego es un plato ligero, nutritivo y perfecto para refrescarse durante los meses más cálidos del año. Su llamativo color, resultado natural de la remolacha, convierte este plato en una opción vistosa que siempre sorprende en la mesa. Además, la combinación con el yogur griego aporta cremosidad y suavidad, equilibrando el sabor terroso de la remolacha con un punto fresco y ligeramente ácido. El topping de salmón ahumado y brotes de soja añade un contraste de texturas y un extra de proteínas, convirtiendo esta sopa en un entrante completo y saludable. Es una receta muy versátil: se puede preparar con antelación, conservar en frío y servir en ocasiones especiales o como parte de un menú diario equilibrado. Una alternativa mediterránea y ligera al clásico gazpacho, que combina sencillez, sabor y beneficios nutricionales.

Info. nutricionalAlérgenosx
Energía 165 Kcal
Hidratos 14 g
Proteínas 9 g
Grasas 8 g
Fibra 3 g
Leche
Leche
Pescado
Pescado
Soja
Soja
  • 500 g de remolacha
  • 1 litro de agua
  • Brotes de soja
  • 1 yogur griego natural
  • Salmón ahumado
  1. Pela la remolacha y cuécela en un litro de agua durante 25 minutos.
  2. Deja enfriar y tritura hasta obtener una crema homogénea.
  3. Tritura de nuevo junto con el yogur griego y cuela por un colador fino.
  4. Rectifica de sal y pimienta.
  5. Coloca en un plato hondo unos brotes de soja, sazona con sal Maldon y riega con aceite de oliva virgen extra.
  6. Añade encima unos tacos de salmón ahumado.
  7. Sirve la sopa bien fría y termina con brotes frescos y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
  • Sirve la sopa fría de remolacha en cuencos fríos previamente refrigerados para intensificar la sensación refrescante.
  • Sustituye el salmón por caballa o trucha ahumada para variar el sabor.
  • Añade pepino o manzana verde a la crema para un extra de frescura.
  • Guarda la sopa en la nevera un par de horas antes de servir para potenciar su sabor.

Preguntas frecuentes sobre Sopa fría de remolacha y yogur griego

Puedes sustituirlo por kéfir, yogur natural o incluso queso fresco batido.

No se recomienda, ya que el yogur pierde textura al descongelarse.

Sí, es recomendable dejarla en la nevera unas horas para que esté más sabrosa al servirla.